El Blog de las Pequeñas Cosas

A lo largo del día ves cosas que te asombran y otras que te remueven. Escuchas otras que te hacen pensar, que te llevan a sentarte en una plaza o a agudizar el oido. Sientes, hueles, palpas..., ¡tantas pequeñas cosas!, tan pequeñas que casi siempre se vuelan, como el algodón.

20 nov 2011

CON JUICIO

De vez en cuando aparece en escena una persona a la que hay que escuchar; es obligatorio prestarle atención y, aunque no quieras, te quedas ahí escuchando sin poder despegarte.
El pasado miércoles apareció una de esas personas: el juez de menores de Granada, Emilio Calatayud. Le avala su larga trayectoria de sentencias a menores, pensadas en la reeducación y la reinserción. Habló de muchas cosas, alguna de ellas muy preocupantes como que están aumentando de forma alarmante las denuncias de padres a sus hijos por agresión, las denuncias de chicas adolescentes hacia sus novios por violencia de género, los delitos relacionados con internet y grabación con el móvil...
Planteó un panorama bastante desolador, pero dio una receta: mucho amor hacia los niños y niñas pero siempre poniendo límites y normas claras. Mejor hacerlo desde el principio para no tener que arrepentirnos porque como dijo el juez, por las noches, en los centros de menores cuando apagan las luces, lo que se escucha son los llantos de niños en la soledad de su celda.
Decálogo para formar un delincuente

7 nov 2011

Una mujer de su casa

Vaya por delante que no me gustó el debate de ayer. No me gustaron ninguno de los 2 personajes que hablaron, es más, tampoco me gustó el presentador. Sé que estaba en su papel, así que entonces no me gustó el papel que tuvo que ejercer. Vamos, que ayer no se debatió y nos quedamos todos como estábamos: en paro, deshauciados, ayudando a los bancos, rebajando el despido, recortando en educación...
Pero hubo algo que me despertó del letargo. Sé que es una anécdota entre los grandísimos problemas que tenemos encima, pero escuchar al que con casi toda seguridad será el presidente de este nuestro querido país, decir que sus compañeras de partido son unas mujeres de su casa, que cuidan a sus hijos y que también trabajan, me produjo desazón y cabreo. La culpa es mía por creer que las cosas están cambiando y por hacer oídos sordos cuando escucho por la calle decirle a un niño: "deja eso, que es rosa y es de niñas", cuando oigo chistes que menosprecian a las mujeres, cuando en todos los anuncios de comida o productos de limpieza siempre cocina y limpia la mujer, cuando en la prensa hacen un repaso minucioso de la ropa de la ministra de turno y del ministro se habla de su gestión, cuando ponen mala cara a los padres que llevan a su hijo o hija a la guardería al terminar la escedencia...
Podría seguir un buen rato y seguro que si agudizamos el oido y abrimos vien los ojos, todos podemos ver y escuchar pequeñas cosas que van sentando las bases de la educación de los más pequeños y no en la mejor línea.
A ver si se enteran los que se tienen que enterar, que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, que niños y niñas pueden compartir juegos, que chicos y chicas deben ser tratados igual. Y esos que se tienen que enterar, somos nosotros, todos nosostros.

Aunque parezca increible, yo vi esa imagen, en medio de la ciudad. Increible.

Aunque parezca increible, yo vi esa imagen, en medio de la ciudad. Increible.